jueves, 9 de octubre de 2008

LA BORRACHERA OLIMPICA DE GEORGE W. BUSH

En una foto, se lo ve de pie en una grada del estadio olímpico de Beijing, y parece tener la boca llena mientras con su mano derecha hace el tradicional gesto de okey (todo bien). En otra, el presidente estadounidense George W. Bush aparece tomado por los brazos por su personal de seguridad.

Las fotos más escandalosas fueron tomadas durante el partido de vóleibol de playa: el presidente bajó a la cancha y quería tocar a las jugadoras. Sus guardaespaldas y sus azoradas hijas tuvieron que organizarle la retirada.

Según las reveladoras fotografías que los grandes medios ignoraron y solamente fueron publicadas en el sitio estadounidense Gawker.com, en el francés voltairenet.org y el venezolano Aporrea, el presidente estadounidense protagonizó un verdadero maratón alcohólico durante las Olimpíadas de Beijing.

George W. Bush fue adicto al alcohol durante dos décadas hasta que en 1985 su esposa Laura le presentó un ultimátum: "O la botella o yo”. Con 40 años recién cumplidos, Bush decidió ponerse en manos del reverendo Billy Graham y dijo "adiós Jack Daniels, hola Jesucristo', según confió un viejo amigo a la revista Newsweek.

El reverendo Graham fue el artífice del milagro, aunque hubo un personaje mucho más terrenal que medió en su conversión: Don Evans, un amigo texano que arrastró a Bush al primer grupo de estudios bíblicos, una actividad casi tan popular como la música country en los estados sureños.

Durante casi dos años, profundizó en el estudio del Nuevo Testamento y se adentró en el Evangelio según San Lucas. La conversión de San Pablo fue la historia que le hizo abrir los ojos y cerrar definitivamente la botella hasta ahora.

Bush dice que nunca se consideró un alcohólico y se jacta de que nunca asistió a una reunión de Alcohólicos Anónimos. En realidad no lo necesitaba porque el grupo de estudios bíblicos cumplía exactamente la misma función: "Ustedes saben que yo tenía un problema con la bebida", confió a un grupo de religiosos con los que se reunió en septiembre de 2002.

"Hay una sola razón por la cual yo estoy en el Salón Oval de la casa Blanca, en lugar de estar en un bar de Texas: encontré la fe, encontré a Dios”. Hablando en la universidad de Yale en 2001 Bush fue más lejos y sugirió que Dios lo había encontrado a él.

Las dos décadas de alcoholismo de Bush cuando tenía entre 20 y 40 años de edad, fue abordado con mucha seriedad en un libro del cual hoy casi no se habla. Se trata de Bush en el Diván, del reconocido psiquiatra Justin A. Frank.

El doctor Frank sostiene que ":.. la interrogante más apremiante es si la influencia de esos años de bebedor empedernido y su abstinencia posterior aún inciden en él y en los que lo rodean'".. "El alcoholismo es una enfermedad potencialmente fatal, un mal de toda la vida que resulta sumamente difícil de detener de forma permanente"

"Bush ha dicho públicamente que dejó de consumir alcohol sin la ayuda de Alcohólicos Anónimos (una organización dedicada al tra¬tamiento de adictos al consumo de alcohol), ni de ningún programa contra el uso indebido de sustancias prohibidas, y ha afirmado que dejó el hábito para siempre con la ayuda de instrumentos espirituales, tales como el estudio de la Biblia y conversaciones con el evangelista Billy Graham."

"Seguramente -señala el doctor Frank-, todos los estadounidenses quisieran creer que el Presidente ya no bebe, aun cuando no tengamos la forma de saber si es cierto. De ser así, se ajusta al perfil del antiguo bebedor cuyo alcoholismo ha sido detenido pero no tratado”.

Y añade: "Los antiguos bebedores que se abstienen sin el beneficio del programa de Alcohólicos Anónimos son conocidos como `borrachos secos', un término que Bush ahora ha contribuido a ahogar en el fondo de una botella de Jack Daniels”.

Walter Goobar
Publicado en Miradas al Sur