La Historia es la política pasada. La política actual será la historia futura. Depende de qué lugar partamos para el análisis es que podremos comprender los hechos pasados o actuales y podremos incidir en el futuro. Hay dos puntos divergentes desde donde debe comenzar nuestro análisis.
En el primer caso la discusión es entre clases internas de un país (burguesía, proletariado), en el segundo son todos los sectores sojuzgados por la presión imperial (trabajadores, desocupados, profesionales, estudiantes, empresarios pequeños y medianos y un sinnúmero de otros actores), versus los sectores nativos asociados al capital foráneo y al país imperial, en nuestro caso y en esta etapa histórica EEUU.
Si la contradicción principal es izquierda-derecha, la mayoría de los hechos acaecidos en nuestro país durante el siglo XX y el conflicto reciente del campo queda a nuestro criterio sin explicación.
¿Cómo se entiende que la izquierda vernácula haya atacado al gobierno de Irigoyen cuando éste tambaleaba para dejarlo en manos de Uriburu?
¿Cómo se entiende que esos mismos partidos hayan acompañado a Braden en su enfrentamiento con Perón?
¿Cómo se entiende que esas izquierdas hayan aportado cuadros sindicales y embajadores en el ’55?
¿Cómo se explica que hayan tildado de ala democrática a Videla y hayan aportado nuevamente embajadores en el golpe del ’76?
¿Cómo puede ser que haya trotskistas y maoístas acompañando a la Sociedad Rural en el conflicto actual y otros grupos de izquierda se mantengan al margen del conflicto? Analizar los hechos recientes bajo esa lupa nos dejaría medio ciegos.
En cambio si analizamos la historia desde la construcción que va haciendo nuestro pueblo, entenderemos que en el campo nacional hay amplios sectores que a veces tienen intereses contrapuestos pero que este hecho es una contradicción secundaria respecto del problema principal y por eso a todos los une la necesidad de enfrentar a quienes los oprimen. Son estos frentes los que avanzan en el proceso de liberación.
Si analizamos el frente policlasista del ’45 donde convivían obreros, militares nacionalistas, curas y empresarios nacionales entre otros, vemos que es el período de nuestra historia donde hubo pleno empleo y desarrollo. Ese frente nacional fue el que nos sacó durante ese período del yugo del imperio.
Si la contradicción fuese izquierda derecha nada de lo anterior se explica.
¿Cómo puede ser que convivan patrones y empleados en un mismo frente?
¿Cómo puede ser que los más furibundos izquierdistas no estén junto a la clase obrera?
Si la contradicción es nación imperio es sumamente simple de comprender: colonizados de un lado, nacionales del otro.
por Gabriel Mourelos