martes, 23 de septiembre de 2008

EL REGRESO DE LOS MUERTOS VIVOS Y EL APOCALIPSIS

Resucitaron. Repentinamente algunos medios de comunicación vinculados con los sectores más concentrados nos inundaron con visiones apocalípticas del presente y el futuro cercano de la economía argentina.

Economistas, politólogos, sociólogos, políticos y periodistas especializados, muchos de los cuales supieron ser soportes ideológicos y algunos responsables directos de la aplicación de políticas neoliberales que nos llevó a la crisis terminal de 2001/2, salen ahora a alertamos acerca de las graves dificultades en las que estamos inmersos y las aún más graves que nos esperan.

La oposición se monta acríticamente sobre estos diagnósticos, a pesar de que muchos de ellos enfrentaron anteriormente el modelo neoliberal.
Algunos datos de la realidad.

Un reciente estudio elaborado por el CESPA (Centro de Estudios de la Situación y Perspectivas de la Argentina), que dirige Jorge Schvarzer expresa que "en 2007 se completó un lustro de crecimiento a tasas inéditas, superiores en todos los años al 8%", como así también otros índices señalan que, como balance productivo, 2007 ha sido el mejor desde el punto de vista de la evolución de los distintos sectores de la economía argentina.

Para ver cuál es la situación en 2008 nos remitiremos a algunos análisis del Plan Fénix sobre la coyuntura.

El crecimiento del primer semestre sigue reflejando guarismos similares a los de años anteriores, con la salvedad de la influencia del conflicto agropecuario, que se estima incidirá en no más de medio punto, dada la acotada participación que la producción primaria tiene sobre el PIB.
>p>La inversión alcanza el orden del 24% del producto, cifra significativa que se compadece con la información del crecimiento de la importación de bienes de capital que, sumada a la producción local, acompaña las demandas del crecimiento.

El desempleo continúa en el orden del 8%, si bien con aún elevados indices de empleo informal e importantes diferencias salariales. El superávit fiscal primario consolidado se estima que en 2008 se situará en el 3% del PIB, porcentaje que debe ser analizado juntamente con el peso de los intereses de la deuda pública, que hoy no supera el 2% y que en 2001 representaba el 3,8% del producto. El sector externo sigue siendo superavitario, relativizado por el incremento de las importaciones que es superior al de las exportaciones.

Si bien el total de la deuda pública representa el 53% del PIB, notablemente inferior al de 2001,asciende a 144.000 millones de dólares; esta cifra es similar al período de la crisis pero su composición ha sufrido modificaciones sustantivas en cuanto a sus plazos y a su denominación en moneda extranjera y local, ya que se estima que más del 40% está en pesos. Las amortizaciones de deuda están cubiertas, mientras que las de 2009 no parecen ser críticas.

En este escenario influyen negativamente la percepción de un proceso inflacionario creciente, la intervención en el Indec, que lleva a poner en duda toda la información estadística oficial y una presión a la suba de los precios.

En un reciente trabajo, el historiador y economista Mario Rapoport nos recuerda que durante el gobierno del doctor Humberto Illía las tasas de crecimiento fueron del orden del 10% anual y convivieron con índices inflacionarios que fueron del 20 al 28% y con redistribución del ingreso; es decir que la inflación puede ser una limitante para la distribución del ingreso pero no conduce necesariamente a una situación crítica, siempre y cuando se tomen medidas razonables para controlarla.

Un elemento que debe ser tomado en cuenta es la crisis financiera internacional que, si bien no nos ha afectado en forma severa como sí ocurrió en períodos anteriores ante situaciones de menor envergadura, influye en alguna medida; debido, en parte, a la extranjerización y fuerte concentración de la economía argentina se ha producido una fuerte demanda de divisas para atender los requerimientos de disponibilidad de los centros financieros.

Quiénes son los beneficiarios.

Estas consideraciones hacen pensar acerca de quiénes son los beneficiarios de crear la visión de una situación crítica en la actualidad; por un lado, los sectores financieros y especulativos interesados en generar una baja en las cotizaciones de títulos y acciones para mejorar su rentabilidad y acompañar una suba generalizada de intereses.

En este sector se incluyen los grandes intereses vinculados con el sector agropecuario y sectores industriales que también se relacionan con los sectores financieros y agropecuarios.

Los otros beneficiarios son los políticos que no contaron con el apoyo mayoritario de la población y no vacilan en aliarse con quienes están ideológicamente en sus antípodas.

Algunas cuestiones preocupantes.

Desde el gobierno se da pie, por acción u omisión, a muchas de las críticas que inundan los medios interesados en promover las acciones señaladas anteriormente. Cobra relevancia el tema del Indec que requiere una urgente modificación tanto en su conducción como en sus criterios de funcionamiento, de modo de volver a contar con una herramienta fundamental en un proceso de desarrollo con equidad.

Es imprescindible tener información confiable sobre la inflación para poder actuar sobre ella, así como sobre los índices de pobreza e indigencia estrechamente relacionados.

Es preocupante la actual apreciación de nuestra moneda producto de las medidas que respecto del tipo de cambio desarrolla el Banco Central de la República Argentina, así como la disposición del Ministerio de Economía de liberar por 30 días las restricciones a la entrada de capitales de corto plazo y la operación llevada a cabo con el gobierno de Venezuela, que fija una tasa de interés muy elevada para los títulos públicos.

En recientes discursos, la Presidenta reiteró el énfasis de su gestión en la distribución equitativa del ingreso. Para que estas manifestaciones sean realidad es necesario adoptar una serie de medidas entre las que la reforma tributaria ocupa un lugar central.

En esta confrontación comunicacional son muchos los que se llamaron a prudente silencio y ahora vuelven con renovados bríos a ponerse al servicio de los intereses de siempre, prestándose nuevamente a ser su sustento académico. Para neutralizarlos hacen falta memoria y justicia, ya que también ellos atentaron contra los derechos humanos contribuyendo a arrojar a la mitad de la población a la pobreza y la indigencia.

Será tarea del Gobierno y de la sociedad desenmascarar estos discursos y avanzar en la construcción de un modelo de país más justo e inclusivo.

Por Abraham Gak

Publicado por Miradas al Sur