El 8 de marzo de 1857, un grupo de mujeres heroicas exigieron igualdad salarial y una jornada laboral más justa en una fábrica textil en Nueva York. En su recuerdo se celebra hace 90 años el Día Internacional de la Mujer. Los avances han sido muy importantes. Sin embargo, no hay lugar para triunfalismos, la discriminación de género continúa. Hay una gran tarea por realizar, a nivel internacional, en América latina y en la Argentina.
Entre los problemas se encuentran los siguientes:
1. Más pobreza y carencias básicas. La mayor parte de los 1.200 millones de personas que vive en la indigencia en el mundo (menos de un dólar diario) son mujeres. Sus cifras de carencias son mucho más agudas: 745 millones son anémicas, 450 millones de mujeres adultas de los países en desarrollo padecieron raquitismo durante su niñez por desnutrición, 250 millones tienen insuficiencia de hierro y yodo, 2 millones están ciegas por falta de vitamina A, dos tercios de los analfabetos son mujeres. 3. Desigualdad en el mercado de trabajo. La mujer se viene integrando crecientemente al mercado de trabajo. Pero subsisten fuertes discriminaciones. En América latina, a igualdad de tareas sus ingresos son más de una cuarta parte menores, las cifras son similares en la Argentina. El desempleo femenino es 1,4 veces el masculino. Siguen siendo una ínfima minoría en los niveles directivos de las empresas (en Noruega, lider mundial en antidiscriminación, las empresas están ahora obligadas a que el 44% de los cargos directivos estén ocupados por mujeres). 4. Desequilibrio familia-trabajo. La mujer tiene nuevas responsabilidades laborales, pero al mismo tiempo debe seguir desempeñando sus roles familiares: llevar adelante hogar, hijos, cuidar al cónyuge, atender a los mayores. Nadie parece darse por enterado al respecto. En sus tareas laborales se le demanda, como si esto no fuera parte de la realidad, e incluso debe hacer esfuerzos superiores a los hombres dadas las discriminaciones latentes. El resultado, jornadas agotadoras, y conflictos continuos entre sus diversos roles. 5. Desvalorización de su aporte familiar. La "economía del cuidado", el trabajo permanente de la mujer como pilar del núcleo familiar, no tiene valorización ni reconocimiento. No figura en las cuentas nacionales ni de ninguna índole. 6. La violencia doméstica. A pesar de profundos avances legislativos, en la sociedad y dentro de los hogares sigue predominando una cultura machista que cree que es natural que la mujer esté subordinada al hombre. Es una de las bases de la extendida violencia doméstica. En América latina, del 30 al 50% de las mujeres son objeto de ella. En la provincia de Buenos Aires, una mujer es asesinada cada tres días. 7. Participación política acotada. Las combativas luchas libradas llevaron a progresos significativos, pero hay grandes brechas. En la última década, las mujeres latinoamericanas aumentaron de 9 a 14% entre los ministros, 5 a 13% en el Senado, 8 a 15% en Diputados. En la Argentina la Ley de Cupos llevó a un 33% su representación en el Congreso. Sin embargo, en 16 países de la región, con 15.828 municipios son sólo 5,5% de los alcaldes. Un cuadro con avances con brechas todavía muy considerables. Estas discriminaciones retan. Se deben intensificar todos los esfuerzos pro-equidad de género en las políticas públicas, las empresas, y la acción de la sociedad. No hay más excusas para postergaciones. Por Bernardo Kliksberg
2. Altas tasas de mortalidad materna. En una era de enormes avances médicos, 500.000 madres mueren anualmente en el mundo en desarrollo durante el embarazo o el parto. La mortalidad materna de América latina multiplica por 12 la de Canadá.
publicado en Miradas al Sur, Agosto 10 de 2008