La aldea Ligue, en el suroeste de China, es llamada el País de las Hijas. La minoría étnica Mosuo, que vive allí, es famosa por el matriarcado, sistema social en el cual no son los varones, sino las mujeres quienes deciden los destinos de la sociedad.
En Ligue nadie se desvela por los festejos de bodas, porque en vez de la institución del matrimonio, es universal la práctica de "visitas nocturnas" de los varones a las habitaciones de las mujeres.
Un paso a la derecha, pausa, un paso a la izquierda, danza con la compañera de la ronda. Los varones que viven en Ligue contemplan a sus mujeres sentados en bancos de madera distribuidos alrededor de la plaza.
a primera parte de la danza Jiachouti es sólo para las damas, quienes para ocasión tan especial se han puesto faldas blancas y pelucas negras trenzadas. Los caballeros están sentados no porque les falte coraje, simple y dócilmente esperan hasta que llegue su turno.
En la aldea Ligue, que está junto al lago Lugu, las mujeres llevan la voz cantante en todos los asuntos. Este estado de las cosas es así desde hace mil 500 años; o sea, desde que los mosuo se asentaron en el norte de las montañas de la provincia Yunnan, cerca de la cadena oriental de la cordillera de Himalaya, que se extiende hacia el Tibet. En esa región montañosa, sin caminos, totalmente aislada del mundo exterior, nació el País de las Hijas: una aldea en la que rige un sistema social único en el mundo.
La minoría étnica Mosuo tiene alrededor de 30 mil personas. En el suroeste de China, más de la mitad de sus miembros sigue viviendo hoy de acuerdo con los principios del matriarcado.
Aquí, la pertenencia a una familia se define por los lazos de sangre por línea materna. Las decisiones son tomadas por las mujeres, quienes no sólo manejan las cuestiones económicas, sino que también median en los conflictos con las aldeas vecinas.
La jerarquía del sexo, distinta de las tradiciones europeas, puede advertirse claramente también en la lengua de esta minoría étnica. La majestuosa formación de roca granítica, de 3 mil 600 metros, que domina la aldea y por las oches cubre a la aldea con su sombra, honrada en toda la región como una deidad, se llama "Ganmu", que significa "montaña mujer". En tanto que las elevaciones más pequeñas que rodean a Ganmu se llaman "montañas varones".
Lo mismo sucede con los árboles, los grandes son de género femenino, y los más bajos de género masculino. El lago Lugu -la fuente de agua potable del pueblo- se llama "Xiena mi", o sea: "lago madre".
Matrimonio por una noche
Pero volvamos a la exhibición de danzas de la aldea. Después de la segunda canción, las danzarinas se dirigen a la parte abierta de la plaza para calentarse junto al caldero ligeramente oxidado que pende sobre la fogata.
Un rato después, los altavoces dejan oír los sonidos de flautas y tambores, y el eufórico falsete de una de las cantantes atraviesa dolorosamente a la audiencia. Todas las voces se unen a la antigua melodía, que tiene varios siglos. Saltan al ritmo de la melodía, incluso dos enormes perros, uno negro y el otro blanco, que parecen dos bolas de lana.
Las habitantes de Ligue les prestan más a tención a estos animales que a sus hombres, quienes después del tema siguiente, con ostentación apagan sus cigarrillos y forman una fila en la plaza. Visten jeans, zapatos deporticos y sombreros de cowboy. Incluso con los ponchos de seda tienen un aspecto más insignificante que las danzarinas, ataviadas con collares de perlas y fajas con los colores del arcoiris.
En la minoría Mosuo los varones jóvenes tienen pocas ocasiones para acercarse a sus damas a una hora tan temprana como las de los días de danza. Cuando la aldea no recibe turistas, pueden visitarlas sólo a la noche, en las llamadas habitaciones floridas, o sea, las habitaciones de las mujeres. Sin embargo, después del amanecer los varones tienen que volver a sus casas.
En el pueblo Mosuo el ritual se llama "la visita". Su efecto, desde luego, puede ser la descendencia, que luego es cuidada por las hermanas y tías de la madre.
"La sensualidad pasa, pero la familia dura por siempre"- dice Naji, de 22 años, que vive en una misma casa con su abuela, su madre, tíos, tías y seis hermanxs.
Incluso si hermanas y hermanos son de distintos padres, todos pertenecen a la misma familia. A los 13 años, durante la fiesta de Año Nuevo, Naji vistió por primera vez el traje de adulta y recibió su habitación propia, una habitación florida, en la que podía comenzar a recibir a sus visitantes nocturnos.
A diferencia de otras culturas, lxs Mosuo rechazan la institución del matrimonio como pilar de la sociedad. Pertenece a la familia quien está emparentadx con la madre. Los padres juegan un rol subalterno.
A diferencia de Pekín o Shangai el poderío económico del varón no es ventaja al buscar compañera. La sociedad mosuo hasta hoy vive en la convicción de que ni la riqueza , ni el poder tienen la menor influencia sobre la elección del compañero de vida.
La convivencia entre mujeres y varones tampoco se relaciona con la tradicional división de las responsabilidades familiares.
La parte norte de la provincia de Yunnan es una de las regiones más hermosas de China. Desde hace un año la visitan cada vez más turistas, lo que hace que la región se enriquezca más.
Gracias al turismo el pueblo mosuo es una de las minorías étnicas más ricas del país. La entrada para las representaciones nocturnas de Ligue cuesta 20 yuans (alrededor de 2 dólares), lo mismo que cuesta una cena para dos.
En la aldea viven 170 personas, hay dos albergues de la juventud y más de una decena de hoteles, y el sonido de las muchas construcciones se oyen incluso del otro lado del lago.
Las visitas nocturnas
Más de un turista masculino alienta la esperanza de que durante las exhibiciones de danzas y la romántica cena a orillas del lago Lugu podrá gozar del amor de muchas Amazonas sedientas de amor.
Los varones tienen expectativas de paraíso, en los que el amor libre no tiene consecuencias. Se imaginan que vivirán una aventura sexual oriental en el seno de la naturaleza.
Durante el viaje de 8 horas desde la localidad de Lijiang los chinos que viajan solos contemplan con ilusión la televisación de una película que promociona las excursiones a Ligue. En ella se presenta una cabaña de madera, iluminada con velas, en las que una hermosa mujer recibe la visita nocturna de un varón.
En la propaganda, la vida de la sociedad mosuo se limita a los encuentros nocturnos, la danza, el canto, las vestimentas coloridas y los anticuados kayacs de madera sobre el lago Lugu.
Lxs habitantes de Ligue de buena gana participan en las películas que promocionan su aldea, porque gracias a eso pueden llevar una vida bastante holgada.
Dos pasos adelante, tres pasos en el lugar, pausa. Cuando durante la representación las danzarinas invitan a danzar a un invitado, es el momento de la proposición femenina. -Si durante la danza bajas la mano y con el pulpejo de los dedos tocás el interior de la palma de la mujer que danza a tu lado, eso significa que te interesa- explica Naji.
A pesar de todo, lxs habitantes de la aldea no apoyan que se entre en contacto más íntimo con los extraños. Las mosuo no son de naturaleza lasciva y fácil, y muchas de ellas son fieles a un solo compañero a lo largo de varias decenas de años.
Por lo tanto, los turistas pueden verse desencantados, porque con frecuencia lo único que pueden llevarse como recuerdo son algunas fotos, por supuesto que con los dedos índices y medio haciendo la V de la vistoria. Nadie despreciará tan estético souvenir, por lo tanto, durante las pausas las más agraciadas de las danzantes son, literalmente, acosadas por los fotógrafos.
El show siempre termina con una especie de concurso de canto, en el que el público compite con lxs habitantes de la aldea. En el repertorio hay tanto melodías tradicionales como modernas, y entre las sucesivas canciones se intercalan conversaciones y risas. El concurso se lleva a cabo tarde por la noche y poco tiene que ver con el canto.
"Cuanto más fuerte, mejor" es la simple regla de ese juego, aunque siempre suele terminar en empate. Las mujeres de Ligue, a pesar de su posición predominante en la jerarquía social, no han sido dotadas de una voz demasiado potente y en la confrontación vocal no tienen mayores chances frente a los aullidos de los turistas debidamente entonados por el alcohol.
Stephan Orth
Publicado por Gazeta Wyborcza el 2 de septiembre de 2008
Traducción del polaco para RIMA de Bárbara Gill
Fuente: Der Spiegel